Según la Wikipedia la democracia "es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo".
Los partidos acuden a las elecciones con sus propuestas y compromisos plasmados en un programa y los ciudadanos, en función de estos programas, deciden a quien entregarle la tarea de gobernar durante un tiempo estipulado.
Cierto es que durante este periodo de tiempo las circunstancias pueden cambiar y que los gobernantes pueden verse obligados a desarrollar nuevas estrategias para afrontar la nueva situación, no obstante, cada uno de los partidos deja plasmado en su programa una filosofía, una tendencia y una sensibilidad particular de la que no debería alejarse, aunque si no tuviese más remedio debería consultar a los ciudadanos acerca de sus nuevos planteamientos o, sencillamente, convocar unas elecciones, de este modo el gobierno que surgiese de ellas se encontraría legitimado para poder acometer el programa que ha presentado para la coyuntura vigente.
Sin embargo, a día de hoy nos encontramos con un gobierno en el final de su recorrido, con la fecha para las elecciones establecida, con su legitimidad puesta en cuestión merced al giro radical de la política que lleva desarrollando en desde hace algo más de un año, pero con la desvergüenza de pretender modificar la Constitución de una forma inminente, determinante y sin contar con la voluntad de la ciudadanía, sin haber sido una de las propuestas de ninguno de los partidos con representación parlamentaria y siendo una "sugerencia" de dos presidentes de países extranjeros, Merkel y Sarkozy, aunque este último no cuente con apoyos suficientes en su país para desarrollar esta reforma.
En democracia tan importante es el papel que desarrolla el ejecutivo como el que debe llevar a cabo la oposición, en ambos roles la responsabilidad es un factor crucial, la fidelidad a los ciudadanos imprescindible y la lealtad al concepto de soberanía popular irrenunciable. Sin embargo, tanto gobierno como gran parte de la oposición, olvidan estos conceptos con suma facilidad e interpretan su condición de representantes de la ciudadanía como un cheque en blanco, sin trasladar a sus decisiones y actuaciones los compromisos adquiridos a través de sus programas electorales.
PSOE y PP, vuelven a hacer gala de una arrogancia absoluta en un ejercicio de totalitarismo apabullante al promover una reforma constitucional exprés en pleno periodo vacacional y ante unas elecciones inminentes.
Ante esta situación y por una cuestión de salud democrática, esta reforma de la Constitución debe ser presentada a la ciudadanía en tiempo y forma suficiente como para poder ser interpretada, trasladando a la gente la responsabilidad de su ejecución a través de un referendum que podría realizarse perfectamente el día de las elecciones.
Por todo esto, los 46 millones de españoles debemos de decir de forma contundente
NO A LA REFORMA EXPRÉS DE LA CONSTITUCIÓN.
Yo no promuevo la violencia pero hay que demostrar el poder del pueblo con las manifestaciones pacificas no les hacemos ni cosquillas,hay que tomar las cortes o algo parecido aunque sea pacificamente.
ResponderEliminarAmable antidisturbios por favor reprimame pacíficamente
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