martes, 7 de enero de 2014

REPASO Y VARIETÉS MARCA EJPAÑÑA

Saludos, ciudadanos.

Tras la presentación de ayer, esta vez voy a generalizar sobre varios temas para irnos introduciendo paulatinamente en el meollo. Habrá un poco para todos.

Hoy se ha confirmado la imputación, otra vez, de la Infanta de Naranja (delito contra la Hacienda Pública y blanqueo de capitales) a la vez que también la de Miguel Blesa (de nuevo, entre otros gañanes) por su participación en la adquisición del City National Bank de Florida. La constructora Sacyr sigue haciendo el ridículo queriendo exportar los sablazos a Panamá, sablazos avalados por el Gobierno de Ejpañña, por lo que ha tenido que intermediar (¡por una empresa privada!) la ministra esa ñarigona... la fea esa que hacía que hasta el violador del ascensor subiese por las escaleras.

No es justo, no podemos con tanto, oiga. Tal sobredosis de caquitas que manchan el buen nombre de nuestro país no puede ser bueno. ¿O sí? Pues yo creo que sí. Somos muchos los que pensamos que todo esto tiene que reventar y estas situaciones no dejan de ser pasitos en el camino para ello.

La de naranja. No confundir con la otra, la del bote.

Ya está bien de princesitas a las que hay que salvar del dragón porque en este caso el gran reptil alado tiene razón y hay que dejar que se la coma para el desayuno o al menos que la churrusque bien de una buena llamarada.

Ya está bien de banqueros vividores acostumbrados a cacerías y dejar que ellos sean la presa de vez en cuando con el único fin recreativo de colgar sus cabezas a modo trofeo o disecándolos como medida ejemplarizante para el resto.

Ya está bien de empresaurios engordando sus cuentas a costa de dineros públicos, dejemos que sean víctimas de su propia avaricia y sean engullidos por el derrumbe del castillo que tan alto e inexpugnable parecía y desde el que nos miraban con insultante suficiencia. Aunque el colapso venga de Panamá, porque parece que aquí no hay valor para decirles un rotundo NO a mordidas de ese tipo.

Que ya está bien, vamos.

Pensarás, y no te falta razón, que todos estos casos van a acabar en agua de borrajas, pero considera también que ya están señalados con el dedo acusador, un dedo que suele calar en el subconsciente colectivo y etiqueta al señalado de forma permanente. Dudo que la Infanta de naranja vaya a tener la misma consideración entre la ciudadanía que la que tenía antes de ser pillada con el carrito del helao. Dudo que Blesa rehaga su vida de playboy y le dejen manejar euritos ajenos, como dudo que Sacyr no sea considerada durante un tiempo como un reducto de trileros ansiosos.

A todo esto, nuestro presidente, ese que da una rueda de prensa al año para no decir nada, ese cobarde que huye cuando caen cuatro gotas, ese que habla con un calcetín en la boca, sigue demostrando su absoluta inutilidad para gober... para... qué coño, para todo. Él y los cuatreros que le rodean en la mesa de los viernes. Los ministros de Zapatero eran unos ceporros incapaces, pero éstos de ahora son supervillanos de un cómic que ya quisiéramos fuese de ciencia-ficción y no del más puro drama costumbrista.

También están los de la oposición, más peleados porque suene la música para empezar a correr en círculos en el juego de la silla del candidato, que de las tareas que deberían desarrollar. Me produce mucho, pero mucho asquito eso que dicen ante los recortes sociales de 'tranquilos que cuando lleguemos al gobierno derogaremos tal o cual ley', porque contribuyen con ello a la idea generalizada de 'ah, bueno, entonces no protesto porque ya vendrán y restablecerán la normalidad' en lugar de hacernos ver lo muchísimo que nos están quitando en materia de derechos y animarnos a luchar por su mantenimiento e incluso ampliación. Quieren hacernos creer que todo depende de ellos, de los políticos, cuando en realidad es que debería depender de nosotros mismos.

Claro que... míranos. La inmensa mayoría carece de pensamiento crítico y solo está pendiente de si vuelve o no Punto Pelota y en qué cadena lo emiten. Es para hacerse mirar eso de la necrosis cerebral en la que estamos sumidos. ¿Damos o no damos pena nosotros también?

Pues eso. Ya dije que habría para todos.

9 comentarios:

  1. Jo vaya repasito. Confieso que mi padre es de los de punto pelota y ya no le interesa nada mas.

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  2. Anónimo1/07/2014

    Ciudadano no me extraña que la gente sea reacia a comentar, yo creo que te tienen un poco de miedete que eres muy borde. Con cariño JAJAJAJAJA

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    1. Qué va... ¿ves? Se puede comentar, llamarme borde y no pasa nada...
      Ya te pillaré, ya... XDDD

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  3. Yo a estas alturas ya estoy hasta de los analistas de la situación, lo que se necesitan son soluciones, y éstas ¿dónde están?

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    1. No puedes exigir soluciones más que a los que han prometido ofrecértelas a cambio de tu voto, ¿no?
      Vamos, digo yo.
      Otra cosa es que esa sea la vía adecuada y ahí, modestamente opino que no lo es.

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  4. Dificil solucionar si la gente no te apoya,ya se sabe que ahora todos los politicos son iguales,pues no es el politico quien debe solucionar es la gente la que lo tiene en la mano, ala calle ,a las barricadas,no, mola mas criticar de boquilla y no hacer nada para remediarlo,que sea otro el que lo solucione,hemos dejado hacer a esos que nos han gobernado y mira lo que pasa,al politico hay que apoyar y sobretodo estar encima de él para que no se desvie del camino,vamos esa es mi humilde opinion,que conste que no he leido nada de lo que ha escrito nuestro ciudadano nº 1,prometo leerlo cuando acabe de escribir.

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  5. Anónimo1/07/2014

    Mucho mejor que ayer, Ciudadano.
    Vamos entrando en materia. Y hay para todos, como prometiste.
    Coherencia que no falte.
    Una idea: si sobran políticos, banqueros y Sus Majestades (algo que empieza a rumiarse en muchos altares) ¿quiénes asumen el poder? No, eso del pueblo llano, así sin más, no vale... acuérdate de Orwell y su "Rebelión en la granja".
    ¿De dónde se obtienen unos caballos dispuestos a tirar del carro sin apoltronarse ellos?
    Vale, es la pregunta del millón. Si la respondes correctamente, yo me ocupo del millón.
    S.K.

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    1. La posible respuesta merece un artículo completo (como mínimo) para intentar hacerme entender al respecto. Pero me comprometo a hacerlo próximamente.

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