jueves, 2 de octubre de 2014

QUO VADIS, PP?

Saludos, ciudadanos.

«Quo vadis?» es una frase latina que significa «¿adónde vas?». La frase está vinculada a una tradición cristiana que gira en torno a San Pedro. De acuerdo con los Hechos de Pedro, el Emperador Nerón en el año 64 comenzó una persecución contra los cristianos. Temeroso de que algo malo le pudiera suceder, Pedro escapa de Roma por la Vía Apia, pero en el camino se encuentra con Jesucristo que iba cargando una cruz. Pedro, al verlo, le pregunta: «Quo Vadis, Domine?» (¿Adónde vas, Señor?) a lo que Cristo contesta: «Romam vado iterum crucifigi» («Voy hacia Roma para ser crucificado de nuevo»).

El Partido Popular está cometiendo los mismos pecados del pasado y está condenado a repetir penitencia: ser crucificado de nuevo en las urnas. Los pecados son los ya conocidos por todos, pero hay uno que me parece especialmente grave: hacer oidos sordos a los deseos de oposición y la ciudadanía con el pretexto de una mayoría absoluta que parece que todo lo legitima. Da igual que sea meternos en una guerra con la mentira de que "existen pruebas fehacientes del uso de armas de destrucción masiva" como ya hizo Aznar (aquel de ingrato recuerdo), o pretender diseñar una ley electoral ad-hoc para modificar de qué forma se establecen las alcaldías según su conveniencia, con la que no solo quieren imponer un cambio tramposo en las reglas del juego, sino que además sostienen que las matemáticas de toda la vida no son ciencias exactas al querer hacernos creer que Pitágoras, Euclides o Tales de Mileto eran unos lerdos que no sabían contar y que un 40% de un total es una democrática mayoría absoluta.

Son pecados estos de los que les hablo, los de imponer las cosas porque sí, porque puedo y porque yo lo mando, que parecen formar parte del ADN del partido. Como saben ustedes, eso del ADN es genético y se hereda de generación en generación sin posibilidad de enmienda ni curación, ahí está la bobería de los Borbones para comprobarlo. En el caso del PP el gen dictador le viene del enano aquel de un solo huevo y voz de pito que mantuvo a España en su puño tras arrebatar el poder mediante las armas a la entonces democrática II República. Desde entonces esa mutación a lo dictatorial, ese gen malicioso que se perpetúa en los indivíduos de la derechona, ha ido carcomiendo la democracia hasta los huesos, llegando a un punto ahora mismo en el que, sinceramente, llamarla así es toda una osadía.

Tampoco se libran a nivel local de este gen mezquino, ruin y pernicioso. El Partido Popular de Puçol parece no tener la cura (ni quererla) para este desatino político de no escuchar a la ciudadanía. Lo último han sido las recientes obras en la Av. de Valencia, un horrible asfaltado que acaba con el empedrado histórico de la población que nadie ha solicitado, que no venía ni en su programa electoral y que además no era del gusto de los vecinos ni de los locales comerciales afectados. Pero no, el equipo de gobierno local, al igual que en la película 'Quo Vadis?' de 1951, presume de la destrucción del patrimonio histórico. "Petronio, ¡mira lo que he creado!" decía Nerón, mostrando orgulloso a Petronio el incendio de Roma.

En el último pleno celebrado (lunes 29 de septiembre) se escenificó de nuevo en todo su esplendor el poderío del gen mutante pepero, ese que afecta al sistema auditivo impidiendo escuchar a los que opinan diferente y que tiene como síntoma el pasarse la democracia por el forro de los cojones.

Tranquilos, no les voy a resumir la sesión completa; primero porque son tres horas de tedio absoluto que ustedes no merecen sufrir ni siquiera en síntesis, segundo porque es un espectáculo vergonzoso e indigno de concejales de pueblo ver cómo divagan sobre política nacional e internacional (el asunto del veto de Rusia a los productos europeos queda fuera de vuestro alcance, concejaletes de pacotilla, haceros a la idea de una vez y dejad de creeros partícipes de las grandes decisiones internacionales, sois de pueblo. DE-PUE-BLO), y en tercer lugar porque tampoco me pagan por ello.
Pragmático que es uno.

No obstante sí quiero hacer hincapié en el momento estelar de la tarde del lunes en el ayuntamiento. Se iban a cumplir las dos horas de pleno cuando, en uno de los turnos de la oposición, concretamente del BLOC-Compromís, el concejal Enric Esteve hace referencia con poca fortuna y más pena que gloria a las firmas de los vecinos oponiéndose al asfaltado de la Av. de Valencia (unas firmas que datan de 2009 cuando ya se intentó hacer la obra con el también pepero Mariano Sanchis al mando a las que ahora el Partido Popular parece no haber tomado en consideración). El concejal de Urbanismo Chimo Galcerá se muestra nervioso e interrumpe repetidas veces el uso de la palabra, a lo que se suma también la concejala Paz Carceller para impedir que la oposición consuma su intervención con normalidad. Feo gesto, más si cabe teniendo en cuenta que luego pueden responder y que no hay ninguna necesidad de intentar acallar a nadie durante el uso de un derecho fundamental. La alcaldesa Merche Sanchis intenta poner orden sin éxito. No se sabe imponer esta mujer. Y menos ante dos pesos pesados del partido que se la comen por los pies. Tener la autoridad como alcaldesa y a la vez ser una mindundi en el ayuntamiento no debe ser un plato fácil de tragar. Pobreta, la Merche.

Se notaban nervios en el salón de plenos por parte de los peperos. Tontos no son, y son conscientes de la degradación del partido al que representan. Lo lógico en personas peperas de bien, sería abandonar las filas de una formación tan corrupta en Valencia como en Madrid, mandarlos a la mierda en fila india y dedicarse a sus menesteres particulares, pero, ay... el gen... el maldito gen que portan en el ADN les impide atisbar la realidad y siguen encabezonados con sus perversas peperías hasta el final. Puto gen.

Más tarde, y en un turno del PSPV-PSOE, Lola Sánchez también interviene y dice... bueno dice... cosas. No puedo decirles exactamente el qué porque cuando habla esta mujer me descoloca con sus "el proyesto", "señora arcardesa" y demás exotismos lingüísticos no achacables a ningún dialecto patrio, todos respetables.

Entre esas 'cosas' que dice, achaca unas palabras a la Carceller en un reportaje de Antena3 ("hemos pasado en tres años de las cuentas en rojo al verde") que ella realmente no dijo ya que fue cosa de la reportera al hacer la introducción del vídeo. Qué pena de oposición. Ni siquiera en algo tan encasillado, concreto y escueto como una pieza de vídeo de un minuto saben distinguir quien dice qué en cada momento. Es muy triste que la labor de controlar y fiscalizar al gobierno local caiga en manos de inútiles de este calibre.

Pero el caso es que tampoco en esta ocasión Paz Carceller supo escuchar estas tonterías sin interrumpir y vociferar a la oposición. Tenía una estrategia sencillamente ganadora a su alcance: el error de Lola es tan palmario que no costaría nada rebatir. Se trataba de un win-win (gano o gano), pero Paz decidió perder al optar por darle salida al pendenciero gen pepero residente en su interior, dominándola, poseyéndola hasta el punto de abandonar el pleno roja de ira hasta el portazo final. Ignoro si salió a romper platos para calmar ese furibundo gen, o a hacer pilates, a llorar (que ella, como las niñas pijas consentidas son tan gruñonas como lloronas cuando algo no les gusta) o simplemente a rascarse el coño pensando si iba a cobrar o no por esa sesión plenaria recién abandonada para desplante de votantes y demás ciudadanos que le pagan para que trabaje y cumpla sus obligaciones asistiendo a los plenos hasta el final, y no para montar escenitas de milady indignada.

Parafraseando a Petronio se podría decir que "Paz, Merche, creo que sois tan dignos de este espectáculo como este espectáculo es tan digno de vosotros".

2 comentarios:

  1. Anónimo10/22/2014

    Es una lástima que un artículo como este no tenga ningún comentario.
    Parafraseando yo también digo: Ciudadanos sois tan dignos de vuestros políticos, como vuestros políticos son dignos de vosotros.

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  2. Es curioso porque como dices, no hay apenas comentarios pero las visitas a este artículo en concreto se cuentan por miles, lo que solo lleva a una conclusión: la gente no se quiere mojar.

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