viernes, 4 de noviembre de 2011

¿ES UNA CRISIS O ES EL SISTEMA?


Viñeta gentileza de 1.350 gramos
Cuando sales de Madrid por la A-1 eres consciente de que vas en dirección a Burgos, del mismo modo que al tomar la A-2 sabemos que vamos hacia Zaragoza y al tomar la A-3 tomamos rumbo a Valencia. Conocer el camino es importante cuando se sabe a donde se quiere llegar, del mismo modo que resulta muy gratificante el realizar la acción adecuada para cada objetivo que se  pretende conseguir. Sin embargo cuando se quieren conseguir objetivos diferentes no podemos hacer lo mismo que hemos hecho hasta ahora porque conseguiremos  llegar a los mismos puntos de siempre. Esta obviedad parece ser que no la tienen interiorizada nuestros dirigentes, de tal modo que siempre apuestan por el mismo tipo de políticas a pesar de estar necesitados de conseguir objetivos completamente diferentes a los que llevan realizados hasta el momento.
Ayer conocimos los tremendos datos del paro registrado en el mes de octubre,  el número de desempleados en España creció en el pasado mes en 134.182  personas, con lo que el total de parados se eleva a 4.360.926 personas, el segundo peor octubre desde 1.996.

Ante lo crudo de la situación Rubalcaba se sube al carro de Rajoy, que casualidad, y promete abaratar la contratación, cuestión que me sume en el más profundo de los desasosiegos puesto que los caminos para conseguirlo implican un alto coste social y más que arreglar el problema pueden llegar a agravarlo.

Aunque Rubalcaba pretende utilizar el reimplantado impuesto de patrimonio para subvencionar la creación de empleo, cuestión más que dudosa puesto que la gestión de este impuesto esta transferida a las CC.AA. y las gobernadas por el PP han mostrado serias reticencias para imponerlo, este sería a todas luces insuficiente para tamaño cometido, por lo que a buen seguro se tendría que recurrir a otras estrategias para  conseguir el objetivo de crear un número significativo de empleos a base de abaratar la contratación.

¿Como abaratar la contratación?

Reduciendo la carga impositiva de los empresarios ya sea en el impuesto de sociedades, cuestión que no garantizaría más contrataciones pero si menos ingresos para el estado, o reduciendo la cuota de la seguridad social que paga el empleador, con lo que el trabajador o el estado tendrían que compensar esta reducción, ya fuera con menores prestaciones para estos trabajadores y/o descontando la reducción hecha al empresario al trabajador o aportando el estado esta cantidad. En todo caso implicaría una menor recaudación para el estado y una reducción de prestaciones o percepciones para los trabajadores, con lo que "los de siempre" serían los harían el esfuerzo.

Reduciendo los salarios, uno de los objetivos de la pretendida reforma de la  negociación colectiva de la CEOE. Cuando los ingresos de los hogares españoles han sufrido un descenso del 4,4% respecto del año 2.010 que ya había sido un 3,8 % peor en este capítulo que 2.009 una liberalización de la política salarial supondría un nivel de precarización casi inasumible para los trabajadores. En este caso volverían a tener que ser "los de siempre" los que tendrían que asumir el sacrificio.

En estos casos siempre es el trabajador el que ha de asumir "la cultura del esfuerzo y el sacrificio", viéndose afectado el estado con una menor recaudación. puesto que no se conseguiría la ansiada reactivación de la economía. Este tipo de medidas supondrían también un desarrollo de empleos precarios, practicamente de infrasubsistencia, manteniendo la situación en la espiral descendente en la que nos encontramos.

Cambiando la forma de hacer las cosas se consiguen resultados diferentes.

Solo innovando se pueden conseguir objetivos diferentes y es justo al llegar a esta afirmación cuando se acaba el valor de nuestros gestores, a pesar de que la historia avala con creces esta proposición.

Por desgracia la economía de consumo en la que nos movemos necesita  de un consumo constante y creciente para poder funcionar, aspecto más que cuestionable en un mundo con recursos finitos. Sin embargo, el problema que nos afecta es tremendo y debemos resolverlo en el marco de la situación en la que nos encontramos, por lo que la respuesta primaria a la situación tendrá que darse dentro del marco de nuestra economía de consumo.

Cinco millones de personas no tienen trabajo en nuestro país y, desde un punto de vista meramente económico, no solo no disponen de recursos con los que consumir y así aportar vía impuestos al erario público, si no que suponen una carga económica muy importante para el estado.

Quizá la simplicidad de la medida asuste a los políticos y, por supuesto, a la CEOE, pero repartiendo el trabajo por la vía de la reducción de la jornada laboral en un 20 %  y manteniendo los salarios en su nivel actual  se acabaría, prácticamente, con el paro y la economía experimentaría una reactivación inmediata.

Claro que, en este caso, el esfuerzo inicial recaería sobre los que en los últimos años se han visto favorecidos por la reducción de la presión fiscal y por unas autoridades harto permisivas en las prácticas y políticas financieras.

También es cierto que cinco millones de parados otorgan un poder brutal a las empresas que, ante la inusitada oferta de trabajadores, están reduciendo drásticamente las retribuciones de los nuevos empleados, razón por la que están clamando por un abaratamiento del despido, medida que les permitiría renovar  sus plantillas de un modo muy barato, aunque de este modo se mantendría el estancamiento en el crecimiento económico y a corto plazo se volvería a entrar en una dinámica de destrucción de empleo.

Si tal como apuntan las encuestas es el PP el vencedor en los comicios del próximo 20-N y la política que  va a desarrollar es la misma que en las CC.AA. donde ya gobierna, aplicando recortes por doquier, reduciendo el número de trabajadores en las administraciones, reduciendo la inversión pública y bajando los impuestos, no sería de extrañar que antes del verano alcanzásemos la aberrante cifra de 5.500.000 de parados.

La situación es de una gravedad extrema, hay que ponerle remedio de un modo inmediato puesto que, a no mucho tardar, demasiada gente no va a tener ya nada que perder y eso, siempre conlleva problemas muy graves.

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