FEOS Y FEAS: DIVAGACIONES

Saludos, ciudadanos.

Últimamente me hacen referencias al uso que hago de dichos y refranes castellanos ("los mismos perros con diferentes collares"), así como mi presunta falta de respeto por llamar a alguien FEO (o fea) y hacer mofa de ello.

Intentaré aclarar lo de la fealdad:

Al pan pan y al vino, vino... si alguien es más feo que Picio, hay que llamarle... FEO. Tres letras. Los perfumes sutiles no se venden por barriles y a buen entendedor, pocas palabras bastan. Si me apuran se le podría llamar "Desprovist@ de belleza y hermosura", pero entonces me calificarían de ser más papista que el papa, pues eso es lo que pone la RAE. ¿Entonces qué hacer? Dicen que el que no coge consejos, no llega a viejo, así que como nunca es tarde si la dicha es buena, podría hacer de tripas corazón y llamar a todo el mundo GUAPO, pero antes se coge a un mentiroso que a un cojo y tampoco estaría bien. Si no digo nada, como quien calla otorga, estamos en las mismas. Qué problema. En el fondo la belleza está en los ojos de quien mira.

Podría agarrarme a eso de quien dice la verdad, ni peca ni miente, pero parece hecho para los creyentes. Mejor me acojo a lo de los borrachos y los niños dicen siempre la verdad. Vaya, eso es lanzar piedras contra el propio tejado. Joder con los policorrectistas. Claro, como entre sastres no se pagan hechuras, se han puesto de acuerdo. Éramos pocos y parió la abuela. Manos blancas no ofenden, pero me quieren poner en un aprieto. Bah, yo creo que se ahogan en un vaso de agua y ya se sabe que quien se pica, ajos come. Algunos parecen el maestro Ciruela, que no sabe leer y pone escuela. Podrían aplicar lo de a palabras necias, oídos sordos, pero no. A lo mejor no encuentro solución ya que me meto en la boca del lobo porque la cabra siempre tira al monte y lo tengo en los genes.

Digo yo que llamar a alguien feo no es para tanto: el hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso, mejor ser feo y atrayente que guapo y repelente, la suerte de la fea la guapa la desea, la belleza y la tontería van siempre en compañía y no está toda la belleza por fuera de la cabeza.

Sin ir más lejos yo soy más feo que el Ñoqui, que se miró al espejo y se mató en defensa propia y no me considero ni mejor ni peor persona que nadie, así que no cambio ni una coma de lo escrito. Que cada palo aguante su vela y a lo hecho, pecho.

Hasta aquí el tema de la fealdad. Del tema de la utilización de dichos y refranes como símiles y metáforas para la mejor comprensión de un texto hablaré otro día.

O no.