NOISIEL, TIERRA DE MORDOR: CHAPTER TWO

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"En 1972, un comando compuesto por 24 de los mejores miembros y miembras del ejército puçolense fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluídos. Hoy, financiados por el gobierno local, sobreviven como soldados de fortuna conquistando lejanas tierras.

Si tiene usted algún problema y si los encuentra, quizás pueda contratarlos..."

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(que levanten la mano los que han seguido el texto con la tonadilla de "El equipo A") xDDDD
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Don Manuel, antes legionario pero ahora despojo humano, no tarda en trabarse a media carrera con el palo de la bandera cayendo al suelo y rompiéndose una pierna, dos costillas y el garganchón. Afortunadamente el estandarte sigue entero. Como chilla igual que una mula vieja y un depredador herido es presa fácil, lo rematamos a patadas para que no sufra. Con esta baja, quedamos 22. Decidimos pintarnos la cara con un par de franjas rojas usando como pintura de guerra la sangre del caído, pero el pobre estaba muy flaco y no hay sustancia para poco más que unas resultonas pequitas. La misión comienza a mostrarse en toda su crudeza.

Las maletas pesan lo suyo y en vez de al trote nos resignamos a ir arrastrándonos. Resolvemos abandonar los barriles de horchata con los que pensábamos sustituir su venenoso champagne. Total, la chufa es de Marruecos... Les dejaremos su inmundo vinacho espumoso, así se ahoguen entre estertores. Al abrir el portal del aeropuerto sentimos el gélido viento de Mordor y Doña Pura cae en la cuenta de que no ha traido su rebequita reglamentaria. Peor para ella. A la batalla se acude meao, cagao y rebecao.

Eloísa, tras ajustarse las gafas antiniebla nos recuerda que ella está dispuesta a presentar guerra, pero sólo hasta el amanecer ya que la luz del sol es perjudicial para la piel, dado su vampirismo congénito, y ya no le caben más arrugas. Le miramos la cara y sabemos que dice la verdad. Tiene arrugas hasta en las arrugas. La reconfortamos prometiéndole que será una contienda limpia y rápida, pero entonces ella nos mira la cara y sabe que mentimos. Velozmente la metemos en uno de los sacos de patatas que había en un contenedor, así ya no da más porculo con sus achaques. La jodía se remenea como una lagartija en el váter, además de chirriar y bufar como una gata epiléptica, pero no hay nada como unos buenos palazos para relajarla. Ahora se queja Anastasio de que arreando al bicho se le ha roto la empuñadura de bronce del bastón. No te jode el señorito, ni que fuese Antonio Gala. Se calma y sonríe cuando le señalo muy serio con el mentón otro de los sacos.

La acción de los últimos minutos me pone la adrenalina por las nubes y tengo que contener la sonrisa sádica, los espumarajos y la erección. Logro hacerlo durante breve tiempo, porque luego veo a Anselmo con mi Seiko Kinetic en su muñeca. Ay, yo creyendo que había sido un nativo cuando tenía al ladrón en mi propio pelotón...

Me ocupo del asunto y ahora sólo quedamos 21.

Vicent tiembla mientras nos recuerda que aún no hemos salido del aeropuerto y ya hemos sufrido tres bajas, pero le digo entornando los ojos y con voz penetrante que a mi me gustan más los números redondos y el 20 no me desagrada. Enseguida se calla. Estoy que me salgo.

Entretanto, Eloísa ya ha vuelto a la consciencia y pide educadamente y por favor que la liberemos del saco. Accedemos porque nadie quiere cargar con él. Cuando saca la cabeza vemos que tiene una brecha en la testuz manando sangre. Ya tenemos pintura fresca. Mientras nos untamos la cara nos da la risa porque vemos que debido a los bastonazos también le falta un colmillo y el otro le ha atravesado el labio inferior. Está muy graciosa. Recogemos el colmillo del fondo del saco y comprobamos que por su tamaño, si le atamos un palo a modo de mango podemos usarlo de piolet, lo cual puede ser útil.

Ahora sí, ya estamos listos. Entonamos "La manta al coll i el cabasset" y abriendo las puertas ponemos valientemente el primer pie en tierras francesas.