CRECIENDO, AFORTUNADAMENTE

Saludos, ciudadanos.

Va creciendo el número de personas que han abierto los ojos a la realidad. Va creciendo el número de personas que no sólo ven a sus dirigentes políticos incapaces de afrontar los problemas, si no que además los consideran perjudiciales para el mismo y en muchos casos una grave lacra para el desarrollo de la sociedad. La corrupción está a la orden del día y pocos son los que dudan que los que están en posiciones de privilegio no hayan intentado aprovecharse del cargo en más de una ocasión. O que incluso conviertan la corrupción en una forma de vida. En la Comunitat sabemos del tema, desgraciadamente.

Cada vez son más los que muestran su desacuerdo con todos aquellos que deberían servir a la sociedad pero viven deliberadamente de espaldas a ella. Este mismo caso también es el de la Iglesia católica, salpicado (yo diría que encharcado) de asquerosos pederastas que han cometido delitos durante muchísimos años y que en la mayoría de los casos se han saldado con una confesión y un traslado de parroquia. Tanto los políticos como los religiosos van perdiendo fieles a una velocidad tremenda, directamente proporcional a lo abyecto de sus acciones.

Crece también el número de gente que ha acabado por saber por fin de qué va esto de la crisis. Se han dado cuenta que la empresa privada cuando tiene beneficios son para ellos, y cuando tienen pérdidas las tenemos que pagar entre todos. Ahí está la banca. Hace dos días, ochenta mil millones de euros para salvar la banca irlandesa. A cambio, la sociedad ha de sufrir graves recortes, entre ellos subidas de impuestos y la bajada del salario mínimo, entre otros. Ya pasó en Grecia. Mientras, Portugal, España e Italia ya remojan sus barbas.

Hemos dejado la economía en manos de los mercados (banca, entidades financieras, bolsa...) y nos creímos eso de que los mercados han de autoregularse.  Se lo pusimos a huevo para darles el poder y nuestro dinero para encima permitir que lo hicieran sin supervisión alguna.

Fuimos tontos, pero cada vez quedan menos tontos. Crece el número de los que ya conocen el tema y estarán alerta para el próximo timo global. Como están alerta cada vez más ciudadanos ante las "noticias" interesadas de los medios de comunicación, siempre afines a un grupo ideológico determinado que van a contar lo que a ellos les interesa y como les interesa contarlo. Cada vez son más los que desconfían de la prensa, las televisiones y el resto de medios oficiales porque saben que sesgan la información y en infinidad de casos, directamente mienten.

Cada vez somos más, estamos creciendo. Pero ¿de qué sirve que individualmente abramos los ojos a la infame realidad si luego colectivamente no hacemos nada para cambiarla? ¿De qué sirve que seamos muchos, cada vez más, los cabreados con "los de arriba" que nos quedamos mascullando en nuestro sofá contra ellos si no somos capaces de organizarnos para hacerles frente?

Entre las cosas que nos han inculcado "los de arriba" está el miedo a la palabra ANTISISTEMA y REVOLUCIÓN. Todos recordamos coletillas tales como "unos jóvenes antisistema han tratado de boicotear..." o "un grupo revolucionario ha intentado..."

Perdamos el miedo a la palabra REVOLUCIÓN. Nos han intentado dar miedo con ese término cuando son ELLOS los que más le temen. No en vano, han sido las revoluciones sociales las únicas que se han mostrado capaces de cambiar regímenes totalitarios e incluso poner la cabeza de algún que otro Rey en un cesto.

Perdamos tambien el miedo a ser ANTISISTEMA ¿o es que vamos a dejar que ELLOS diseñen un sistema a SU medida (y a nuestra costa y sufrimiento) sin ofrecerles oposición?

Pero en el sofá se está tan ricamente, ¿eh?

Hasta que también te lo quiten.