SOBRE EL RECICLAJE Y LOS VERDES (III)

Saludos, ciudadanos.

Podría alargar esta serie de artículos, pero creo sinceramente que la idea queda bien clara: el reciclaje impuesto por las administraciones es una farsa que poco o nada ayuda al medio ambiente y engorda a muchísimas empresas privadas. Pero entonces... ¿reciclar es malo? No. Ni mucho menos. Reciclar realmente sería algo fenomenal si se gestionase pensando en los ecosistemas y no en las corporaciones. Pero he de hacer una apreciación que para mi es importantísima: no es más limpio quien más limpia sino quien menos ensucia.

Intentaré explicarme: por ejemplo, para comernos de postre una simple manzana, el proceso habitual (si no somos propietarios de un manzano) es arrancar el coche, desplazarnos hasta el supermercado (qué bien que ahora en verano tiene aire acondicionado), ponernos los guantes de plástico para seleccionar las manzanas que nos gustan, introducirlas en una bolsa (o como alternativa, coger uno de esos atractivos packs de 6 u 8 manzanas ya envasadas), pagar con tarjeta de crédito en la caja e introducir las manzanas en otra bolsa ya que siempre compramos algo más. Volvemos en coche a casita y hala, a disfrutar de las manzanas.

Ahora vuelvan a leer el párrafo anterior y valoren -así, a ojo- las emisiones contaminantes, los recursos energéticos utilizados y los materiales no biodegradables usados en este sencillo gesto diario. ¿Ya? Ahora comparen lo anterior con acudir a pie a la frutería con nuestro carrito de la compra y que la amable frutera nos pese las manzanas, las paguemos en efectivo y las pongamos en el carrito de vuelta a casa. Puede (si no hace bien las cuentas) que le parezca que no hay mucha diferencia, pero le aseguro que la hay y es ABISMAL.

Quiero decir con esto que la concienciación con el medio ambiente (que falta hace que la tengamos) empieza con nosotros mismos y nuestros pequeños gestos diarios. En primer lugar hay que dejar de consumir productos superfluos. Los ajos que compramos en los supermercados vienen de China. Curiosamente, en Cuenca tenemos los mejores ajos del mundo, pero son más caros. Por algún sitio, algo está fallando. Hay que reducir consumos superfluos y, en lo posible, consumir lo que está más cerca. De esta manera se reduce el impacto de los transportes y otros. Evitar siempre que se pueda los productos con exceso de embalaje. Quizá se asombren cuando les diga que en un paquete de chicles (cada uno de ellos envuelto separadamente), cuesta más el envase que el contenido. No, no es coña. Plástico que recubre una cajita de cartón serigrafiado que a su vez tiene 9 envoltorios dorados o plateados que -por fin- contiene el mísero producto. Y a precio de oro, oiga. Nunca los chicles fueron tan caros como ahora.

Otro concepto a tener en cuenta es la REUTILIZACIÓN. Hay infinidad de productos que no deberían ser lanzados a la basura y que son susceptibles de donación ya sea entre conocidos o a ciudadanos de países menos desarrollados mediante ONG's, entre otros, ropa y tejidos, gafas, teléfonos móviles, libros y discos, medicamentos, ordenadores, electrodomésticos, utensilios de cocina, juguetes...

En fin, ya se harán ustedes una idea con estos sencillos ejemplos de lo que significa un consumo responsable por nuestra parte. Pero ¿qué deberían hacer las administraciones? Al fin y al cabo, son los políticos los que firman los protocolos de Kioto y demás zarandajas para luego incumplirlas impunemente.

Mis propuestas sobre cómo deberían actuar las administraciones de nuestro entorno:

- En cuanto a los envases, máquinas expendedoras que PAGUEN a los usuarios por el contenido que depositan para el reciclaje. 15 centimos las latas, 20 centimos las botellas de agua pequeñas, 40 centimos las botellas de cola grandes y 20 centimos los envases pequeños de cristal. Sería un incentivo para todos además de ejercer la justicia del dinero que NOS DEBEN por cada envase retornado. ¿les suena rara la idea de la maquinita? Pues sepan que se viene utilizando en paises como Alemania (allí lo llaman pfand), Holanda, Dinamarca, Noruega, Suecia, media Portugal, Polonia, EEUU y media latinoamérica. Aquí no somos más tontos porque no podemos. Spain is different.

- Recogida puerta a puerta de electrodomésticos, aparatos electrónicos, bombillas, aceites, pilas, cristales, pinturas sobrantes y demás objetos muy contaminantes. Si nosotros hacemos el esfuerzo de almacenarlos, que ellos hagan la labor de recogida.

- Prohibición de la venta de cualquier artículo cuyo envase supere el 10% del valor del producto neto. Ni se imaginan la cantidad de cosas que dejaríamos de ver en las estanterías de los supermercados. Estamos pagando en muchísimos casos por tirar envases y envoltorios que cuestan más que el artículo que hemos comprado.

- Crear empresas públicas dedicadas a la labor del reciclaje de papel, vidrio, envases ligeros, aceite usado y elementos orgánicos y dejar de tener mafiosos convenios con conglomerados de empresas privadas que son juez y parte en el mercado.

- Mayor implicación de los gobiernos y especialmente de los ayuntamientos, que como son las instituciones más cercanas a los ciudadanos habrían de ejercer el control y la gestión de los medios para reciclar de forma eficiente y solidaria. Sobre todo a las empresas, que por su nivel de generación de residuos tendrían que ser objeto de especial vigilancia e incluso severísimas sanciones llegado el caso (vertidos tóxicos por ejemplo). Esto comienza con algo tan simple como sancionar a todo dueño de un perro que cague en un espacio público y no recoja sus excrementos con una multa. Hay zonas de Puzol que dan ASCO. Sanciones ejemplares para todos ellos y de ahí para arriba. Cuanto mayor es la mierda, mayor es la sanción. Sin excepciones.

De nuevo creo que ya son conscientes de lo que pretendo comunicar. No somos más "verdes" por separar por colorines y depositar en el contenedor correspondiente. Hay mucha miga detrás y mucho por hacer por unos y otros. Y mucho que exigir a nuestros políticos para que dejen de comerciar y de engañarnos con una cosa tan seria como es la conservación/limpieza/regeneración de nuestro ecosistema.