Los mercados, ávidos de garantías y compromisos, pidieron que quedará de manifiesto, de modo tajante e inequívoco, la prioridad absoluta en el cobro de sus intereses y, como el documento de mayor rango en el estado español es la Constitución, quisieron que esta se reformase para reflejar sus derechos y así poder restablecer la confianza perdida en nuestra deuda. Y como quiera que sus deseos son ordenes para PSOE y PP estos, olvidando la "tremenda dificultad" que ello suponía, en menos de diez días, sin contar en ningún momento con la ciudadanía, reformaron la Constitución Española.
Hoy, apenas cuatro días después de tamaña ofrenda a los "dioses", la prima de riesgo de la deuda española vuelve a situarse en niveles altamente onerosos merced al vaticinio del nuevo oráculo del FMI que ha alertado del riesgo inminente de una nueva recesión.
Es cierto que para que las medicinas surtan efecto hay que esperar cierto tiempo, pero lo deseable es que una vez aplicadas al menos no supongan un agravamiento del enfermo. Por desgracia hoy nos ha vuelto a subir la fiebre de la prima de riesgo y como consecuencia la bolsa, influida por la volatilidad de los mercados, ha caído un 4,53%. La medicina que nos han aplicado parece ser de efectos retardados, aunque también es posible que nuestra enfermedad no entienda de gestos y sacrificios.
Algunos datos nos pueden ayudar a comprender la magnitud del drama en el que nos encontramos.
El paro a vuelto a crecer en España, tanto en las comunidades gobernadas por PSOE como en las gobernadas por el PP.
Evidentemente, estos niveles de desempleo condicionan a la baja las posibilidades de gasto y consumo de los ciudadanos, ya sea por la falta de ingresos como por el miedo y retraimiento de aquellos que aun conservan su empleo. Esto queda de manifiesto en titulares como los siguientes:
A pesar del final de la limitación de la velocidad a 110 km/h. ha disminuido el consumo de carburantes, un 7% en el mes de Julio.
La constante reducción del consumo hace que el crecimiento de la economía quede comprometido y a la vez se registre una disminución en la recaudación de recursos por parte del estado, por lo que esta situación nos aboca a dos alternativas, aumentar los impuestos o recortar los gastos. ¡Caramba, un circulo vicioso!
Si a esta situación hemos llegado de la mano de un gobierno del PSOE, acompañado muy de cerca por sus gobiernos autonómicos y por los del PP, resulta evidente que no deberíamos albergar muchas esperanzas en la capacidad para sacarnos del atolladero de un gobierno central capitaneado por el PP, sobre todo si nos atenemos a las declaraciones de su líder, Mariano Rajoy, "no hay una varita mágica para salir de la crisis". Para ese viaje no hacían falta alforjas, algunos ya se habían dado cuenta de la inexistente capacidad de gestión de los gobiernos autonómicos del PP.
Y ya, para terminar de confirmar lo inútil de reformas (constitucional, laboral, pensiones...) recortes y otras vueltas de tuerca a la que nos han sometido durante los últimos meses, llega hoy la Comisión Europea y se descuelga diciendo que "La austeridad por sí sola no va a solucionar los desafíos de economías que están sometidas a mayor presión, como el caso de la economía española", por lo que esa austeridad "tiene que ir acompañada necesariamente de reformas económicas para que haya más crecimiento y por lo tanto más empleo".
Afortunadamente no estamos en la situación de Neo en Matrix y no solo podemos elegir entre la pastilla roja o la pastilla azul.
Seamos consecuentes, votemos diferente.
¿Algún político ha dicho que si que tiene la varita mágica y yo no me he enterado?
ResponderEliminar¿A quien tenemos que votar para que nos saque de la crisis?
Ilumíname...
Lo que me parece muy fuerte, es que a pesar de que el viernes se aprobó la reforma de la Constitución, hoy la bolsa de ha hundido y la prima de riesgo anda por los 330 (hasta las dos, después ya no he querido seguir mirando...)
ResponderEliminarYo nunca he entendido de estas cosas, pero he de confesar que cada vez me parece que las reglas se improvisan sin sentido.
El que Christine Lagarde se pase el día diciendo que la recesión es inminente, tampoco ayuda mucho.