CON M DE MERCADILLO

Y pasó el 22M (extraña moda esa de poner número y letra a las fechas), el 23M y ya estamos en el 24M.

El 21M todos pensábamos, o mejor, muchos pensábamos que el 22M supondría un cambio, que todo empezaría a ser de otro color.

Algunos creíamos que el fenómeno del 15M, se notaría en las urnas. Los demás, los que clamaban contra esas manifestaciones, pensaban que ganarían los suyos, y a lo mejor, hasta lo han conseguido.

Pero no, ha llegado el 24M y vamos hacia el 25M, y el sol sigue saliendo por el mismo sitio, el Caminás congestionado, el cortado sigue costando un euro con diez, y los afortunados que aún tenemos trabajo, machacándonos cada día para llevar el sueldo a casa.

En algún momento de todo lo vivido la semana pasada, pensé que a todos nos saltaría un relé y el 23M sería un día distinto, que saldría el sol por arriba, que llovería desde el suelo o que los mil y pico parados del pueblo encontrarían un curro…

Na.

El mismo olor a churros fritos en aceite viejo, las mismas caras, los mismos carros, los mismos parados, la misma desesperación.

La fiesta de la democracia dicen… si, pero que pocos invitados tiene ese fiesta. Somos como los invitados a ver el traje de la boda o la comunión el día de la víspera, nos gastamos el dinero en el detallito, pero no olemos ni de lejos el festín de los anfitriones.

Y no escarmentamos.

Hasta dentro de cuatro años, nadie nos va a hacer ni caso, ya no hacemos falta y lo saben.

Tendremos muchos M, espero y deseo, pero como decía una amiga, lo de siempre: Muchas navidades, pero pocas noches buenas.

Eso sí, echaré de menos las caravanas gritonas y los carteles (señores y señoras que son como la Gioconda, que te mira allá donde vayas) cuando se retome la actividad municipal… siempre tengo la sensación de que en campaña electoral, mejora mi capacidad automovilística oyes… ni una sola multa.